Posteado por: Comunidad Politica | 16 junio, 2011

«Punteros, Clientelismo, Estado Y Sistema Político» por Carlos A. Gil Ravelo

En diario Clarín del pasado lunes 13 de junio(1), Rodrigo Zarazaga , SJ (Sacerdote Jesuita) tomando como base la serie “El Puntero” que se emite por Canal 13 (Argentina) hace un análisis del rol que estos ‘referentes barriales’ cumplen dentro del sistema político argentino, aseverando finalmente que es “la realidad del fenómeno político de los últimos veinte años…”

Me permito señalar que el puntero no es un invento ni un emergente, como se suele decir ahora, del deterioro del sistema político argentino.

Desde la constitución de los partidos políticos, acentuándose a partir de la instauración del voto universal, los punteros conservadores, radicales, peronistas, socialistas, comunistas comenzaron a cobrar protagonismo. Eran las figuras de los distintos agrupamientos barriales: comités, unidades básicas, ateneos y otras denominaciones que desconozco.

¿De dónde surgía la importancia del puntero? De su vínculo con el diputado, el senador, el concejal o, simplemente, el amigo del amigo de alguno de estos personajes.

¿Con qué objeto? Resolverle un problema a la persona que le pedía el favor  de tramitar un documento, obtener una pensión, agilizar algún trámite, darle preferencia para obtener algún crédito oficial, etc.

Los punteros tenían también sus propios “pesados”. No eran, como ahora, barras bravas de los clubes de fútbol sino “guapos” que estaban a la orden del “doctor”. El teatro y el tango han dejado testimonio de ello.

Lo que es novedoso o no tanto, es que ahora el puntero puede conseguir, para sí y para sus amigos, además de un puesto con escasa exigencia de asistencia (un “noqui” bah), un subsidio, una casa, etc. etc. Si antes se le exigía al favorecido el voto para el “doctor” ahora se les exige presencia en los piquetes (y esto sí que es un fenómeno actual!)

La otra novedad es que si antes los “pesados” caían presos, era por algún robo de poca monta o, eventualmente, por lesiones leves, graves o asesinato. Ahí aparecía el “doctor” para resolver el asunto. Ahora los barra trafican droga (y esto también es un fenómeno actual y creciente!) y depende de con quién y con cuanto arreglen caen o no. Y si caen por ahí tienen la suerte de que les toque un juez, mal llamado “garantista”(2), que los deje libres por falta de mérito.

Sirva todo esto de introducción para ir al motivo de este artículo.

El autor sostiene que: “El clientelismo no es la raíz del problema, la miseria lo es.”

Alguien dijo que todo problema complejo tiene una solución simple, sencilla y equivocada.

Poner la miseria como la raíz del problema nos lleva a preguntarnos por qué hay miseria o cuál es su origen. En consecuencia, si acabáramos con la miseria acabaríamos con el clientelismo. Lo dudo.

El puntero y el clientelismo son formas que ha ido gestando y perfeccionando el sistema político vigente. 

  1. Un Estado ausente, burocrático, viciado de corrupción estructural es incapaz de dar una respuesta a las legítimas necesidades de los ciudadanos que no tienen ‘amigos’, ‘padrinos’ o un puntero que se ocupe de ellos.
  2. Poderes de la República que ignoran olímpicamente los principios constitucionales.
  3. Una República de ficción dónde el Poder Legislativo “obedece” las instrucciones del Poder Ejecutivo, o el Poder Ejecutivo ignora las sentencias del Poder Judicial, o un Poder Judicial que tramita o cajonea juicios según las circunstancias políticas imperantes.
  4. Un régimen unitario, disfrazado de federalismo en que las provincias se encuentran como siempre dependiendo del puerto, de la Aduana o de la “caja” cómo se quiera denominar.
  5. Listas “sábanas” que cubren a los impresentables bajo el manto de los primeros tres puestos de la lista o se cuelgan del referente nacional para alcanzar, por lo menos, algún representante propio.
  6. Políticos y activistas cuyo único objetivo es llegar a un puesto elegible o no para poder medrar a costa de la cosa pública.

¿Sigo?

Dejo a los lectores de este artículo, si los hay, la posibilidad de seguir agregando motivos que impulsan la necesidad de un cambio profundo de nuestro sistema político.

Pensar y elaborar soluciones de fondo es el cometido que se han propuesto los integrantes de Comunidad Política y su convocatoria es amplia. Nos convoca y nos impulsa simplemente la vocación de servir, con honestidad, a la promoción del bien común.

Autor: Lic. Carlos A. Gil Ravelo

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Notas:

(1)   Artículo completo en http://www.clarin.com/opinion/Puntero-politica-supimos-conseguir_0_498550189.html

(2)   Desde la óptica del garantismo, especialmente en el ámbito del Derecho penal, es fundamental diferenciar no sólo entre “validez” y “eficacia” de las normas, sino también entre “validez” y “vigencia” (o “mera existencia”) de las normas. En este sentido, el garantismo, en tanto mantiene separados el “ser” y el “deber ser” en el Derecho. Las constituciones no se limitan a dictar condiciones formales, sino que establecen derechos inviolables de los ciudadanos, cuya garantía es condición de validez sustancial de las normas que aquel produce. Los parámetros de validez constitucionales consisten en valores o en todo caso, en términos imposibles de comprender sin una valoración, como igualdad, libertad, dignidad de la persona, legalidad, y otros (http://www.catedrahendler.org/material_in.php?id=3).


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